¡Adiós, Elián! / ¡Adiós, Enma!

POESÍA

7/24/20242 min read

Por: Luis Cueto

Poeta y escritor novicio mexicano con ascendencia hondureña. Tiene 24 años y reside en el Estado de Veracruz, México.

¡Adiós, Elian!

¡Adiós, Elian!

nombre de cuidado, nombre de rarezas;

adiós a un viejo amigo,

piénsame mientras tomas café en el Caligari

o mientras te emborrachas de tequila en Tequila,

yo te recordaré desde los suburbios que forman las conchas frente al mar

y te tendré en mente cuando observe los idílicos escenarios,

tan ajenos a nosotros,

en los que hubieras deseado nadar.

No se siente lo mismo escribir sin las trastornadas danzas

que como un cordel de boda nos unen en vínculo,

no se siente lo mismo beber un lunes a las 2 de la tarde,

mientras estoy solo,

yo y el vino.

Íntimo amigo,

Tú juventud siempre ha sido tuya,

tu romanticismo siempre ha sido destructivo,

las palabras siempre han sido tus enemigas

y el tiempo de nuestra historia que corre como un desigual,

nuestro cruel y benévolo destino.

Adiós por ahora,

cuando regreses aún serás joven,

yo más viejo,

pero seremos los mismos,

nosotros que no somos poetas ni músicos ni disidentes,

nosotros que apenas somos unos niños.

***

¡Adiós, Enma!

¡Enma!

tú y yo no somos de este mundo,

tú y yo pertenecemos al momento medio

entre el “adiós” y el “hola”,

por eso me despido de nuevo,

más pronto de lo que esperaba hacerlo.

Tú no eres quien para adaptarte a las filas interminables

de papeles y caras largas,

tú no eres quien para adaptarte a la calma de los jardines

donde nada pasa;

tu rebeldía es lo que hace temblar el firmamento,

tú te mueves en busca de más conocimiento,

en busca de una mejor vida, un mejor amante,

un sentido más allá de esto.

Nosotros confiamos en la ciudad ciegamente,

en sus cristalinas telarañas,

las tragedias de donde nace el arte,

los lugares vacíos donde podemos escapar

y brillar como nuestros cabellos.

Los sueños de nuestros padres nunca fueron para nosotros,

ni lo serán nunca,

de nosotros serán las pinturas,

los tintos de verano que tomaré recordándote,

las anécdotas en el extranjero,

tus llantos en el asiento pasajero,

los boletos de avión hacia lugares nuevos,

y los poemas,

los poemas,

cuantos poemas nos hemos cantado aquí,

en un lugar al que nunca perteneceremos.