Disertaciones del lenguaje: poesía y ensayo en Mario Montalbetti
ENSAYO
Malena Paredes
11/2/20257 min read


Un enunciado es siempre un acontecimiento
que ni la lengua ni el sentido pueden agotar por completo.
—Foucault, La arqueología del saber, 1969.
¿A qué nos referimos cuando pretendemos “hablar” sobre el lenguaje? ¿Se puede explicar al lenguaje sin salir del mismo, siendo que no existe un punto de mira exterior desde dónde estudiarlo? Dudas que muchos autores han intentado responder en las disciplinas intelectuales, desde la Lingüística hasta el Arte, pasando casi obligatoriamente por la Filosofía. Los distintos cruces, recorridos y nexos que se pueden crear en busca de una respuesta son inconmensurables, como el número de combinaciones posibles para abrir una sola caja fuerte. En este caso, el cruce entre la poesía, el ensayo y la Filosofía funciona a modo de tríada divina, que no busca precisamente una respuesta definitiva, antes más bien produce una compleja danza de disertaciones y reflexiones, ya no sobre el lenguaje (pues lo admite imposible), sino del lenguaje como un campo de juego inagotable.
Mario Manuel Bartolo Montalbetti Solari (Callao, 1953) es un lingüista, ensayista y poeta peruano. Se interesa por el trabajo del lenguaje y en sus libros ofrece una lectura sofisticada al respecto, como en El lenguaje es un revólver para dos (2008), Lejos de mí decirles (poesía reunida 1978-2018) o El lenguaje del poema (2024). Su obra artística está intrínsecamente relacionada a su labor académico como lingüista, por lo que parecería a primera vista que se trata de dos caras de una misma moneda: poesía y lingüística. Sin embargo, Montalbetti va más allá de eso, y propone que “el poema es una forma de hacer lingüística por otros medios”, como ha dicho en una entrevista para Máquinas de escribir. Es entonces que gran parte de su ars poética propone la construcción de un Yo autoconsciente de los procedimientos que utiliza para afectar al lenguaje, e insuflarle a la poesía una vida propia, cual Gólem en servicio de sí mismo.
En la complejidad de su empresa, Montalbetti recurre a una necesaria hibridación entre formas de discurso, trayendo a sus poemas nociones teóricas de toda índole y, sobre todo, herramientas del discurso ensayístico. En este texto se pretende analizar la hibridación poema-ensayo utilizada por Mario Montalbetti en su libro Notas para un seminario sobre Foucault (2018), atendiendo principalmente a las características propuestas por Theodor Adorno en “El ensayo como forma” (1958-1959).
Para empezar, desde el título puede inferirse la dimensión ficcional del libro. Notas para un seminario sobre Foucault remite al campo semántico de la docencia, donde las “notas” o “anotaciones” bien podrían ser temarios escritos, un plan de estudio, o incluso apuntes en el transcurso de una clase de este supuesto seminario. Sin embargo, la elección de, supuestamente, un seminario sobre Michel Foucault le da una capa más de sentido, que al abrir el libro y encontrarse con el índice ofrece una nueva posible lectura de estas “notas”.
“SESIÓN I (21.2.17)”, “SESIÓN II (28.2.17)”, “SESIÓN III (7.3.17)”… Cada “sesión” corresponde a una clase semanal, y hace referencia no a anotaciones sino a la transcripción escrita de una clase. Usando de ejemplo la conferencia Michel Foucault, ¿Qué es un autor? (1969), estas marcas pueden identificarse con más facilidad:
Este texto inicia con una breve explicación del temario principal, para luego pasar al llamado “Resumen de la sesión”, es decir, la transcripción de la conferencia. Tras aclarar la fecha, lugar, y ser presentado por quien preside la reunión (Jean Wahl), comienza:
MICHEL FOUCAULT. Creo —sin estar por lo demás muy seguro— que es tradicional traer a esta Sociedad de Filosofía el resultado de los trabajos ya terminados, con el fin de que sean examinados y criticados. Desgraciadamente lo que hoy les traigo es demasiado pobre, me temo, para merecer su atención: se trata de presentarles un proyecto, un ensayo de análisis cuyas grandes líneas apenas entreveo todavía; pero me pareció que esforzándome por trazarlas frente a ustedes, pidiéndoles juzgarlas y rectificarlas, estaba, “como buen neurótico”, buscando un doble beneficio: primero el de someter los resultados de un trabajo que todavía no existe al rigor de sus objeciones, y el de beneficiarlo, en el momento de su nacimiento, no sólo con su padrinazgo, sino con sus sugerencias. (p. 52)
Claramente se dirige a una audiencia, que luego tomará la palabra también para consultar lo postulado, y así, de cierta manera, se emula el diálogo de la conferencia original, para posibilitar nuestra lectura y entendimiento de la misma.
Mientras tanto, Mario Montalbetti abre “SESIÓN I” así: “les podrá interesar una formulación inaugural; / sea entonces la siguiente, // mi depresión se ha vuelto visible estos días // Pero la formulación inaugural pudo haber sido otra / algo así como // lo que se dice lenguaje lenguaje, no hay” (p. 15). De esta manera, propone una suerte de juego de roles donde el Yo del poema es el discurso transcripto de un seminario, como si fuese una puesta en escena frente a un auditorio vacío, creando un público a base de deícticos y un supuesto pizarrón entre paréntesis. Con secuencias aparentemente interactivas, y un lenguaje de carácter pedagógico y dialógico, el Yo parodia las formas estructurales de un seminario grabado.
Cada sesión es un poema que, sujeto a esa ficción, avanza y bordea la tesis principal, que no es Foucault, sino: de qué hablamos cuando hablamos de poesía. En este caso, el entrecruce con la Filosofía se vuelve referencial, y un apoyo tanto para la estructura general del libro como para las disertaciones dentro del poema.
La razón principal por la que el ensayo se considera un género mestizo o “impuro” es la llamada “irrupción de la subjetividad” (Mattoni: 2001, 11). El ensayo construye al objeto de su estudio a la par que al sujeto que lo escribe, de forma en que el “Yo” en el texto nunca está eludido de forma completa. Éste es tal vez el punto de unión más fuerte entre el ensayo y la poesía, ya que ambos géneros admiten su subjetividad y en ella proliferan. De la misma manera, ambos géneros se expanden sobre sí mismos, casi de manera independiente e infinita, tienen la capacidad de tomar cualquier camino en su digresión personal. Adorno lo define así:
En la experiencia, los conceptos no forman ninguna continuidad de operaciones- el pensamiento no avanza en un solo sentido, sino que los momentos se entrelazan como en un tapiz. De la densidad de este entrelazamiento depende la fecundidad de las ideas. En realidad, el pensador no piensa, sino que se convierte en el escenario de la experiencia espiritual sin destrozarla. (p. 9)
Y al igual que con un tapiz, Montalbetti entreteje a lo largo de las sesiones distintos aspectos del tema central, por momentos volviendo sobre sus pasos y recordando algo dicho en una sesión anterior.
Uno de sus postulados principales está contenido en la fracción de verso “lenguaje lenguaje, no hay”, que se repite muchas veces. Por ejemplo, en “SESIÓN II”, donde habla del límite del lenguaje y de las Cinco fases del mismo, o en “SESIÓN IV” donde afirma que “No hay lenguaje privado” (p. 50). Lo que en verdad plantea en sus poemas es que el lenguaje no puede trabajar sobre sí mismo, sino consigo mismo. Montalbetti reflexiona sobre lo metalingüístico: es imposible hablar del lenguaje sin la herramienta misma del lenguaje. Y bajo este yugo, lo que queda es componer poesía.
Otro procedimiento que utiliza, además de esta construcción del Yo, son las citas. Aparecen incontables citas de otros autores, a veces parafraseadas y a veces textuales:
Todo esto es Foucault
“Lo que se ve jamás reside en lo que se dice”.
Todo esto es Deleuze
“Nunca se ve eso de lo que se habla
y nunca se habla de eso que se ve”.
Todo esto fue Blanchot
“Hablar no es ver”. (p. 115)
E incluso juega con una intertextualidad desbordada, en la que cita un hipervínculo en medio del poema:
“Nadie aprende correr gracias a una definición:
piernas que se mueven rápidamente, etc.” (Strawson
conversando con Evans, está en YouTube,
www.youtube.com/watch?v=oorGdMVO7zE) (p. 74)
Lejos de producir un agotamiento, Montalbetti planta uno a uno estos pequeños anclajes de lectura que genera acaso más intriga, al punto en que invita a rastrear las referencias mencionadas para completar aún más el sentido por fuera del poema, como un vaso lleno a punto de derramarse. Eso que para Héctor Libertella (1993) es “el problema ancestral y enigmático que caracteriza a toda literatura: las formas de leer de los escritores; el momento íntimo y genético que dialogará infinitamente con ese enorme tapiz (…), el momento en que se hace el nudo” (p. 18).
Referencias bibliográficas:
Adorno, Theodor W., “El ensayo como forma”, en Notas de literatura, Barcelona, Columna, 2001 [1958-59]. Pp. 23-53.
Foucault, Michel, ¿Qué es un autor?, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2016 [1969].
Libertella, Héctor, “¿Cómo leer lo que los escritores leen?”, en Las sagradas escrituras, Buenos Aires, Sudamericana, 1993.
Mattoni, Silvio, El ensayo, Córdoba, Epoké, 2001. Pp. 11-34.
Montalbetti, Mario, Notas para un seminario sobre Michel Foucault, Lima, Sur Librería Anticuaria, 2018.
Sobre la foto de portada:
"La foto que elegí para la publicación es, justamente, un tapiz. Se llama Adoración de los Magos y me gusta pensar que su historia de viaje resuena con la deriva filosófica Europa-Latinoamérica de Montalbetti. Si les interesa: https://www.hilariobooks.com/la-voz-de-los-expertos/el-tapiz-de-la-adoracion-de-los-magos-en-buenos-aires."
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