Dos poemas

POESÍA

11/2/20252 min read

Por: Andrés Alvarado

Nació en Buenos Aires el 15 de mayo de 1982. Es guionista, escritor y profesor de educación media y superior. Trabajó en diversas producciones audiovisuales, entre ellas los documentales Detrás de la sombra (2019) y la miniserie Civiles en Malvinas (2022). Publicó los libros de poesía El día de la lluvia (2012), Corporal Ciudad (2015) y Rinocerontes (2018). Otros textos de su autoría fueron publicados en antologías y medios web de reseñas y crítica literaria. Actualmente se encuentra trabajando en la corrección definitiva y publicación de su primera novela y de su cuarto libro de poesía.

Papá era una cruz en el agua y mamá evitaba mirar la costa

Dunas, huellas, hormigas,

camino y trampa de arena

saciará la furia al cortar sus patas, el niño

entre plantas, raíces, colillas y toritos.

Apuntan al cielo los ojos cerrados

de padre en el agua, de madre en la playa

los torsos de la plebe que baila en el mar

la insoportable línea deseada

del horizonte que llama

a nadar, nadar, nadar.

Marcharé hacia un desierto blanco

Quizás camine lento, o agitado,

cantando alguna marcha de la infancia.

Llevaré en mi mochila: nada,

tengo casi todo en el pasado.

Andando en el desierto blanco

un muelle conduce a la rompiente

qué muelle, qué rompiente, si estoy

en un desierto blanco. Desespero

invento las aves del mar y no duelo

porque duelar sería entregarse a la lluvia

que atormenta y acrecienta este diciembre.

Allá, lejos, un grupo de personas

muchachas de la niebla endomingadas

hacen ronda a mis pensamientos y tienen

narices grandes y verrugas o lunares.

Oprime en pecho nervazón de angustia

bucle en el tiempo, ansiolítica pausa.

Estoy en el poyo de la casa, en un desierto blanco

sin precisar qué es aquello que falta sin fondo.

Se consume el cigarro y la ceniza

como este diciembre enjaula mis ojos.

Despierto a mitad de la noche. Toso.

Haber vuelto a fumar tiene consecuencias

¿es un grifo abierto? ¿o la caída

del depósito del inodoro?

La TV encendida, la música corre en un sonido

plástico o latoso que emana un celular.

Y afuera esta lluvia que no para de caer, carajo

qué cosa, qué cosa otra podrá traer algo de paz.

Me tapo, pero estamos en diciembre, mierda

y sudo, una gota, mil gotas queman mi espalda.

Dame, lluvia, la selva que me salve

sacame del desierto blanco.