El asesino de orbis

NARRATIVA

5/26/20242 min read

Por: Lolo Surf

Lolo Surf es artista trans de Punta Alta y Bahía Blanca, actualmente reside en Boedo. Estudia la Licenciatura en Artes Escénicas Circences, baila flamenco y dibuja. Editó su primer libro arveja “Noctámbula y Consentida” (Ediciones Arveja, 2022) y participó de la Antología poética “Humo pesado” (Vox, 2022).

El asesino de orbis se pasea por la ciudad flotante intentando encontrar objetos redondos para su colección.

En las calles podrían haber unos 387 mil millones de objetos redondos, aunque el asesino de orbis puede hacer una selección redóndica con sus gafas infra que se encuentran en una de las cinco opciones de láminas ópticas que tiene en su máscara de iones, así solo ubica principalmente orbis.

Alguna que otra vez se le traspapela un pez globo dinámico, ya que existe una especie con aspecto similar a las preciadas esferas.

La máscara de iones solo se activa cuando viste su capucha terciopelo morada la cual siempre lleva puesta ya que le gusta cubrir su pelo y su cara con el estilo con que cuelgan los pompones dorados debajo de sus orejas. El asesino de orbis camina y cada 35 pasos asesina a una orbi. Antes de hacerlo las mira y les dice "que linda orbi!", intenta agarrarlas y sostenerlas con su pulgar e índice para meterlas en el cofre delfín pero sus dedos son tan grandes que aprietan demasiado y empiezan a resquebrajar el centro orbi hasta terminar rompiéndolo por completo dejando aproximadamente once pedazos de orbi descuartizada en formato cuarzo.

Exclusivamente las orbis con núcleo magnético resisten a estos encuentros debido a su alta carga en teroxitos, lo cual las hace prácticamente indestructibles. Al ser capturadas brillan aún más liberando luces de neón en polvo para pedir ayuda a los torbellinos, quienes detectan la sustancias microsólidas en el aire. Ellos son los únicos que pueden recomponer a las orbis pero cada vez se van más hacia el mar y solo quedan algunos pocos dando vuelta la ciudad flotante. Aquellas orbis que resultan altamente dañadas generan un llamado de luces muy oloroso a peligro, el favorito de los torbellinos, quienes acuden rápidamente a su reconstrucción.

Se sabe que sin la existencia de las orbis la gravedad de la ciudad flotante podría verse afectada y las cosas podrían moverse quién sabe cuántos centímetros a la derecha en diagonal hacia arriba, muy pocos podrían sobrevivir de esa manera.

El asesino de orbis ni siquiera sabe estas cosas, a él le fascinan los colores de las luces que hacen y cree que quedarían muy bien en los rincones de su casa las noches en que se queda hasta tarde arreglando su máquina de hacer café.