El cine y la danza: una entrevista a Valentina Camus acerca de "Electrocardiograma"

"Todo lo que nos enseñaron en la escuela de cine ya no sirve".

ENTREVISTAS

5/23/20216 min read

Por: Gonzalo Selva

2001. Valentín Alsina, como Sandro y 2 Minutos. Estudiante de la Licenciatura en Artes Audiovisuales de la Universidad Nacional de las Artes. Fundador de Revista Giros. El cine, Buenos Aires, los cafés, la música y lxs músicxs, el registro de las cosas, el siglo XX, Mariana Enriquez, “On The Road”, no mucho más.

Valentina llega puntual. Deja la bicicleta atada a un árbol y toma asiento. Tras repetidos intentos logra que la moza la mire, y cuando atiende al llamado pregunta si tienen leche de almendras; ante la negativa pide un café solo: "sí, en jarrito", dice con un acento que, si bien denota varios años en Buenos Aires, resulta inconfundiblemente chileno.

Valentina Camus nace el 1 de Julio de 1995 en Valparaíso, Chile. Se define como bailarine, coreografe, cineasta y poeta. Desde temprana edad accede a una educación artística integral. Migra a Buenos Aires a los 18 años en busca de formación. Estudia en simultaneo Lic. en composición coreográfica mención danza teatro y Lic. en Artes Audiovisuales mención Montaje/Dirección en la UNA. Además estudia con diversxs maestrxs y colegas de la danza porteña. En 2020 funda junto a su equipo Productora Limítrofe, dedicada a la investigación y creación de contenido audiovisual especifico de danza con Electrocardiograma como primer largometraje a realizar.

Electrocardiograma es un largometraje enteramente de danza. Un corazón cae del cielo a las manos de Alexis, es ahí donde empieza el viaje surrealista a través de la ciudad, en donde se revelará el estado de deshumanización en el que vivimos.

El cortado en jarrito llega rápido y le pido a Valentina que me cuente el nacimiento de Electrocardiograma como una introducción para luego pasar a la entrevista.

VALENTINA CAMUS: Electro es un proyecto que inicia con la imagen disparadora del corazón que cae del cielo, una imagen que sucedió cuando yo tendría unos 15/14 años. A partir de ese momento empecé a tener mucho interés en la anatomía del corazón, me parecía un órgano muy lindo y me parecía muy raro que la representación icónica fuera distinta si el original era tan bonito. En mi ultimo año de la escuela vi mi primera obra de danza en un festival que se llamaba Danza al Borde, en Valparaíso, y me enloqueció ver a alguien haciendo algo que no era hablar, no era actuar, y que estaba transmitiendo tantos sentimientos y expresando algo que yo no podía poner en palabras.

Pasaron los años y terminada mi carrera audiovisual me propuse hacer algo que me gustase y que estuviera relacionado con la danza como tesis. Toda la carrera hice cosas relacionadas a la danza, no me interesaba contar problemas de una pareja en un departamento, me aburría demasiado.

Electro nace como la conjunción de tres conceptos anteriores: la caída del corazón, una fiesta en la que un DJ posee a los presentes y hace que bailen hasta morir, y un par de ideas del monocromo, la intimidad del baño y de las danzas que uno hace cuando esta solo. Lo que termina de ligar todas estas ideas es el nacimiento de Alexis, la protagonista, que funcionó como la pieza faltante del rompecabezas.

REVISTA GIROS: ¿Cómo se encara estructuralmente el guion de una película así?

VC: Ese es y ha sido un gran problema. Trabaje con muchxs guionistas, profesores; investigué guiones escénicos. Creo que una de las cosas más importantes es que, más allá del experimento artístico que supone hacer una película enteramente de danza, lo que yo quería hacer era traer el cine a la danza, y no al revés; por lo que busco la estructura de la danza y a partir de eso se estructura lo demás.

También resulta un proyecto muy rizomático, yo puedo ir escribiendo el guion mientras voy montando las coreografías, pero si no tengo al cuerpo de baile presente para probar la idea me es imposible plasmar textualmente en un guion las coreografías.

Resulta un problema interesante.

RG: Y a la hora de la puesta en escena, ¿cómo se encara?

VC: Desde el principio hay un interés mío por la cámara en movimiento, esta cámara que danza. Para poder lograr eso en la duración de una película la propuesta fue que todo sea en pos de la danza; desde micrófonos, el trabajo con los camarógrafos, hasta la cantidad de veces que se tendría que llegar a cortar por continuidad, todo movimiento fue a favor de las coreografías.

Después con el trabajo con el equipo de arte, foto, ha sido escena a escena. La locación que queremos usar para exteriores -esperemos que nos dejen filmar en esta situación- se convierte en un escenario en sí. En los interiores tratamos de que haya un trabajo de puesta mas fuerte, es una fiesta, hay que poner luces; hay también escenas con un fondo marino en las que tenemos que poner redes, peces.

RG: En cuanto a influencias, ¿hubo varias películas que sirvieron antes de encarar el proyecto como para setear un tono? Para decir" quiero que esto se vea de esta manera".

VC: Sí, como directora soy muy de referencias. Hay algo que tiene que ver con la composición creativa en Electro que para mi es un collage; creo que tiene que ver con que, si bien estudié dirección, mi rama técnica es el montaje, yo arranqué de muy chica editando, y el montaje tiene mucho que ver también con el ritmo, el pulso, algo visceral.

En cuanto películas hay algunas esenciales que se las compartí a los actores en cuanto arrancamos.

Una es la película que hizo que estudie cine: El color de la granada (Tsvet granata, 1969) de Sergei Parajanov, que cuenta la historia del poeta rumano Sayat-Nova, pero no en un registro de biopic, sino que convierte sus poemas en la manera visual de contar su vida. Casi no hay diálogos. La puesta es muy teatral, planos frontales generales. Todo esto la hace muy sensorial, y esa forma de contar desde la poesía y lo abstracto era una de las cosas que me interesaban plasmar en Electro.

También esta Climax (2018) de Gaspar Noe. Me acuerdo que cuando la fui a ver yo ya tenia pensado Electrocardiograma y fue una gran experiencia ver un lenguaje que yo tenía ganas de trabajar plasmado en una pantalla, verla en las condiciones debidas. Todas las películas de Noe son siempre una gran inspiración, creo que para toda esta generación de cineastas Noe es muy importante.

Otra película podría ser Holy Motors (2012) de Leos Carax, que rompe toda estructura lineal, pero no a lo años 60’s, sino desde lo performático llevado a un ejercicio del cine, eso es lo que a mí me interesa.

Todo el trabajo de Maya Deren con la danza en los cortos también podría ser.

RG: Nuestra generación nace en un mundo en el que el cine ya no ocupa un lugar central como lo ocupó todo el siglo pasado. Siendo optimistas el hecho cinematográfico está sufriendo una profunda transformación, y siendo pesimistas está en su lecho de muerte. ¿Cómo se encara una película, y sobre todo una que parece tan vitalista, en ese contexto? ¿Es quizás una solución, como dijiste anteriormente, llevar el cine a otras disciplinas?

VC: Es algo que nos estamos preguntando constantemente en el equipo.

Partiendo de la base de que en Sudamérica todo proyecto autogestivo es hiper precario, esta todo a punto de morir, nosotrxs nos la pasamos preguntándonos como se produce en este momento. También hay una idea en esta película de la película como experiencia, de que no es lo ideal verla en un monitor de computadora con un parlante o auriculares. Pero también el contexto ha sido tan sorpresivo, y tuvimos que ser tan flexibles para amoldarnos a las dificultades que incluso hoy la película está en un proceso de reestructuración enorme.

Es importante preguntarnos que cine se hace ahora, que debemos hacer nosotrxs como artistas. Como nos hacemos cargo de esto y como representamos este momento. Por lo menos yo recién este año estoy entendiendo un poco lo que está pasando y que nada va a volver a ser igual, y creo que vamos a tener que acostumbrarnos a hacer cine así. Todo lo que nos enseñaron en la escuela de cine ya no sirve.

En términos de producción con la pandemia, la poca plata, etc., creo que la clave para producir es mucha organización, mucha comunicación, y sobre todo muchas personas enamoradas del proyecto, esa es una base indispensable.

En cuanto a la muerte tanto del cine como de la danza: seguiremos aquí produciendo, y quizás las nuestras sean las últimas películas. ¿Quién sabe?